viernes, 22 de agosto de 2008

Una noche en la playa


Con el espeluznante silbido del viento, mi piel se erizaba por completo, el murmullo del oleaje alto, mi conmoción cesa pausadamente equilibrándose todo mi cuerpo. Al dormir en la orilla de la playa me embarga la emoción de libertad al contemplar la luna, las nubes y todo el mar azul. Aun así salgo noctámbula para seguir contemplando tanta belleza ante mis ojos. Allí me embarga la nostalgia al saber que el hombre no ha cuidado la naturaleza y solamente un gran silencio sereno que no puedo percibir en pasada tarde gris que asoma la lluvia con la oscuridad que se aproxima rápidamente sin poder evitarla.

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